“Sentir que su voz es escuchada hace que los chicos cambien el chip”, señala José Luis Sagredo, ideólogo del taller

CLARA G. SANTOS

Allá por 1985, José Luis Sagredo, actual profesor del colegio Miguel de Cervantes de Gijón, hacía sus primeros pinitos como docente en un recóndito pueblecillo salmantino. Durante sus prácticas, el joven reparó en la disociación manifiesta entre lo que se enseñaba en Magisterio y la realidad con que se encontraban los profesores cuando obtenían su primera plaza, generalmente en zonas rurales. “Se nos preparó para explicar contenidos, pero nadie nos dijo cómo enfrentarnos a carencias de otro tipo”, rememora el salmantino.

Aquellos años en las escuelinas rurales sirvieron a José Luis para comprender que la docencia tenía que “reinventarse”. A partir de entonces su trabajo se ha orientado a la gestación de proyectos creativos e innovadores que permitan a los niños “aprender divirtiéndose”. Así lo hizo en colegios de Salamanca y Valladolid, hasta que, finalmente, la brújula interior viró hacia el norte y decidió asentarse junto a su mujer y sus hijos en Asturias.

Entre las originales iniciativas que han acompañado a este singular maestro de música en su peregrinar, el taller de radio ocupa un lugar privilegiado. “Es una herramienta pedagógica que tiene un potencial tremendo y a los chavales les motiva mucho más que una clase de lengua al uso”, comenta José Luis.

Una asignatura más

En el Cerilleru el taller de radio se ha convertido en una asignatura más del currículum estudiantil y en los tres últimos años los alumnos han elaborado guiones de temáticas variadas: música, ciencia, literatura y entrevistas. De hecho, durante los meses más difíciles de la pandemia, los alumnos de sexto retransmitían un programa diario que contaba con varias secciones fijas y en el que colaboraron personajes públicos como Rodrigo Cuevas. “Los chicos dan rienda suelta a su imaginación e implementan sus habilidades expresivas. Sentir que su voz es escuchada hace que cambien el chip”, señala este profesor del Cervantes.

Las iniciativas de este colegio buscan implicar a los agentes de la comunidad escolar: alumnos, profesores y padres. No obstante, en El Cerilleru no se conforman con esto. Su verdadero objetivo es ir más allá de sus propios muros y ofrecer un servicio a una zona que cuenta con un perfil social especialmente vulnerable. «La idea es realizar todo tipo de actividades a través de la radio: cuentos, historias, música, mesas redondas, temas que investiguen los propios estudiantes…”, explica José Luis.

Sus ojos brillan cuando habla de la capacidad de sus alumnos y probablemente en ese detalle casi imperceptible se esconda el secreto de su proceder docente. “Ser maestro requiere involucrarse. Los contenidos son importantes, pero la meta es formar ciudadanos conscientes de la realidad que habitan”, asegura el salmantino.